La Sección África central celebra sus 50 años
20/01/2018
El Padre Michel Ménard, Presidente de AMI, visitó África en enero de 2018. Allí, acompañado por el Hermano Vignau (Secretario General de AMI) y el Sr. Sacheli (Responsable de Operaciones AMI), participó en las actividades organizadas con motivo del 50 aniversario de AMI.
La Asociación, nacida en 1965, crea en 1967 sus dos primeras secciones en África (sección África Oeste en Abijan; sección África Central en Yaundé).
En Yaundé, la sección AMI funciona gracias a la voluntad de la Provincia de los Espiritanos, y más concretamente su responsable, el Padre Albert Assamba, y recibe el apoyo de la Hermana Charo, y la Hermana Marie-Anne en su misión diaria.
Un centenar de colectividades estuvieron presentes los días 19 y 20 de enero (superiores, ecónomos… de Camerún, Gabón, RDC, Chad, Guinea Ecuatorial, República del Congo, RCA, Kenia) para asistir a las misas, las presentaciones, y las conferencias organizadas. Las actividades fueron todo un éxito, y se completaron con las entrevistas mantenidas por Presidente Ménard, y el primer secretario del nuncio apostólico y la Conferencia Episcopal; así como con la visita de los hospitales Le Jordan, y Saint Martin de Porrès.
En su homilía, el Padre Assamba recordó el evangelio del día, que trataba de la enfermedad y los cuidados: «La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús la cogió de la mano, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles.».
El Padre continuó como sigue: « la enferma bien pudieran ser los Estados en los que no existe todavía un sistema de seguridad social, y donde AMI aparece como Jesús, para ayudar a los obispos y superiores religiosos en el cumplimiento de su obligación canónica de cuidar de la salud de los misioneros, misioneras y demás miembros del clero a su cargo. El enfermo es también el religioso, la religiosa o el cura. Jesús representa a AMI que se acerca, tiende la mano y ayuda al agente pastoral a levantarse, y recuperar la salud para poder seguir sirviendo. Pues la salud es nuestro primer capital físico. Es la salud la que permite al cura, religioso y a la religiosa cumplir con la misión que Dios les ha confiado ».