Desde hace más de 50 años, AMI, asociación internacional de derecho suizo, proporciona cobertura sanitaria a los sacerdotes, religiosos y misioneros en todo el mundo (140 países), facilitando la obligación de asumir el cuidado de los sacerdotes y religiosos por parte de sus diócesis y congregaciones según el Can.619 (30.000 miembros beneficiarios en la actualidad).
Hablar de AMI es hablar de la salud de las personas de la Iglesia, sacerdotes, religiosos/as, miembros de asociaciones de fieles y de otras iglesias cristianas, sus cónyuges e hijos. Sin ánimo de lucro, no competitiva, y con la aprobación de la Santa Sede, esta organización quiere conciliar dos necesidades, la solidaridad internacional y la responsabilidad nacional. Su objetivo es ante todo religioso y eclesial: ofrecer a todos los misioneros del mundo un derecho igualitario a la salud. AMI es desde el principio ecuménica, por lo que está abierta a protestantes y ortodoxos, a laicos comprometidos y a los colaboradores asociados de los pastores, así como a sus esposas e hijos.
Después de la Segunda Guerra Mundial, las leyes de seguridad social tomaron forma en Europa, sin que el clero pudiera adherirse a ellas. Algunas iniciativas locales permitieron entonces tener en cuenta la cobertura de los curas, como fue el caso de la Mutuelle Saint-Martin en Francia en 1950.
El problema de la cobertura de los gastos de salud de los misioneros se planteó en 1964 durante un encuentro europeo de representantes de las Uniones de Superiores Mayores. Este proyecto fue presentado en Roma, que lo vio con buenos ojos. Era necesario crear un fondo internacional de ayuda y de asistencia sanitaria para los misioneros que no podían beneficiarse de los sistemas mutualistas establecidos en su país de origen, y que desarrollaban su misión en países con sistemas de salud inexistentes o insuficientes.
El secretario general del comité permanente de los religiosos de Francia (el padre franciscano Jean-François Barbier) es el agente esencial, con el apoyo de la Unión San Martín. Ayuda Misionera Internacional (Entraide Missionnaire Internationale) es de tipo mutualista, con un estatuto jurídico civil y de derecho suizo, con su sede social en Ginebra (30 de junio de 1965), con el fin de garantizar una total neutralidad en cuanto a los Estados.
La AMI, cuya asamblea constitutiva se celebró en junio de 1965, es operativa desde el 1 de enero de 1966; la creación de secciones locales desde el principio favorece la descentralización.
El primer Comité Ejecutivo es de composición internacional-europea (religiosos de Francia, Bélgica, Suiza, Países Bajos), y ecuménica.
A voluntad de sus fundadores, AMI coloca a los religiosos/as, al clero y a los diferentes miembros en una situación de responsabilidad profunda y recíproca, de unidad y de solidaridad, no sólo dentro de un país sino también entre los países de una región y un continente. Por extensión, la solidaridad es intercontinental.
A lo largo de los años el sistema AMI se desarrolló con el fin de tener cuenta las necesidades y especificidades de las congregaciones y diócesis miembros, con la cobertura sanitaria propuesta a las comunidades autóctonas, y la extensión de las ayudas a la mayoría de los tratamientos.